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Las llamas eran visibles desde la calle. Salían con fuerza desde el interior de la vivienda y llamaron la atención de unos operarios que pasaban por la zona. Edwin era uno de ellos. Este trabajador de origen hondureño, reaccionó rápido y decidió usar la escalera de obra que llevaba en su furgoneta. Sus compañeros le ayudaron a desplegarla. Trepó hasta el primer piso donde Enrique, de 78 años, pedía ayuda. Consiguió rescatarle, pero nada pudo hacer por la mujer, Begoña, de 73 años, impedida en silla de ruedas. Aunque entró a buscarla tuvo que salir porque el humo le ahogaba. Sus compañeros llegaron a temer por su vida y desde abajo le gritaban que saliera a respirar. Finalmente tuvo que desistir de su intento de salvar a la mujer que, según emergencias, falleció de un paro cardiaco. Su vida se apagó entre las llamas y el humo. Hoy, agarrados a la escalera con la que se obró el milagro, los tres operarios, todos inmigrantes, huyen de los halagos. Dicen que lo volverían a hacer porque les salió del corazón. Edwin arriesgó su vida para salvar la de otros. 

-Redacción-