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Brian Raimundo Céspedes se sentaba poco antes de las dos de la tarde para responder únicamente a las preguntas de su abogado. Poco recuerda de la noche en que ocurrieron los hechos: "Yo bebí bastante. Estuve un rato ahí en la discoteca. Me marché. Bebía hasta acabarme una botella", ha asegurado. Es un conjunto de las breves respuestas, la mayoría monosilábicas, que ha dado durante los diez minutos que ha durado su declaración. Ha reconocido que consumía drogas y la madrugada del 1 de noviembre de 2021 "estaba bastante mal y ya no podía ni caminar". Cuando se recuperó asegura que decidió volver a casa. Días después realizó una búsqueda en su móvil de la agresión sexual a una menor "junto la que era mi pareja porque la noticia fue muy grande" y dice que no era suya la chaqueta con restos de su ADN y los de la víctima que hallaron en su casa. Según su versión se trataba de "una chaqueta que me encontré, porque yo la mía la perdí y me la puse". Para los mossos su perfil psicológico coincidiría con el de un psicópata "que buscaba hacer el máximo daño posible a la víctima y el máximo podría ser que la víctima no sobreviviera". Tras haber tenido relaciones violentas con sus exparejas e, incluso, con su hermana pequeña, pasó a hacerlo con una desconocida y eso preocupaba a los investigadores: "Esa trayectoria podía ir encaminada hacia un delincuente sexual homicida. Era muy probable y era el miedo que teníamos, que volviera a actuar" con una brutalidad como la que sufrió la víctima. Tenía más de 20 lesiones físicas. Daños tan extremos que, según los médicos forenses, "son unas lesiones que vemos más en la sala de autopsias que en una consulta de valoración de daño corporal".

-Redacción-