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Dusseldorf, capital del corazón industrial de Alemania. Símbolo de la prosperidad del oeste del país. Lo apreciamos paseando por sus calles. Sedes de grandes multinacionales, farmacéuticas o hubs tecnológicos. Solo esta región concentra casi el 40 por ciento de las principales empresas alemanas, la mayoría de las universidades y la influencia política. La gran parte de altos cargos son del oeste. Todo influye en el voto. "En el este la gente vota de forma más extrema, mientras que en el oeste hay partidos establecidos desde hace 50 o 60 años y mucha gente simplemente vota a estos partidos una y otra vez", explica un votante. ‘’Creo que aquí la gente es más liberal’’ nos cuentan dos universitarias que ya han nacido con la reunificación de Alemania. En el punto que durante la guerra fría separaba las dos Alemanias -la RDA bajo influencia comunista y la RFA bajo influencia occidental- ahora para cruzar del oeste al este ya no hay frontera física, pero hay otra frontera política económica y social que puede ser decisiva en estas elecciones. Una frontera que se nota al pisar Magdeburgo. Es la primera ciudad que uno se encuentra al llegar al país y en el que una estudiante nacida en el oeste y que vive en el este, cuenta: ‘’Algunos aquí se sienten alemanes de segunda clase y creen que Alemania todavía no es un país entero’’. En el este los salarios son de media un 16 por ciento más bajos, y la tasa de pobreza más elevada. Aquí, la extrema derecha, con un discurso antinmigración, tiene sus mejores perspectivas. Hay quien, de hecho, teme más racismo tras el ataque terrorista que vivió esta ciudad en diciembre cometido por un hombre de nacionalidad saudí y de pensamiento islamófobo. La Afd puede ser la segunda fuerza este domingo.

-Redacción-