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Cuesta hoy hacerse un hueco en la Plaza de San Pedro, hasta arriba de fieles y turistas. La muerte del Papa ha movido a miles de personas que se agolpan como pueden en el columnario que rodea la plaza. La capilla ardiente lleva abierta desde primera hora de la mañana, cuando miles de peregrinos recibían al pontífice. La idea era que la Basílica permaneciera abierta hasta medianoche, pero el Vaticano ya ha ampliado los horarios ante la llegada masiva de turistas. Italia ha activado el nivel 1 de alerta, el mayor nivel de seguridad. Vigilan la plaza por aire, con seguridad aérea, y también con francotiradores en los edificios. Y por tierra, agentes cachean a los turistas y están prevenidos con armas tan aparatosas como inhibidores de drones. Los agentes de policía están coordinados con la Gendarmería vaticana y la Guardia Suiza, a lo que se sumará el sábado en el funeral el equipo de seguridad de cada uno de los países. En total más de 15.000 agentes coordinados en torno a esta plaza, el punto del planeta sobre el que ahora mismo se posan todas las miradas.

-Redacción-