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Una multitud eufórica recibe en Ramala al autobús con 90 prisioneros palestinos. Son 69 mujeres y 21 adolescentes esperados con inmensa incertidumbre por sus familias. Incrédulas hasta el momento del abrazo. Liberados como este joven relatan el maltrato en las prisiones israelíes. "Dejé el infierno y ahora estoy en el cielo", dice al recuperar la libertad. Madres como Nidda completan hoy el viaje hasta su casa en Yenín y después de 8 meses en la cárcel, vuelve a ver a sus hijas. El primer intercambio de sucuestrados y prisioneros de este alto el fuego tiene sello propio de Hamás. Las tres secuestradas israelíes recibían de combatientes unos documentos que dan fe del acuerdo con Israel. La puesta en escena de Hamás refuerza a los palestinos que como este hombre. Creen en la victoria del movimiento de resistencia islámico. Arrasada por las bombas, la Franja entra en su segundo día de alto el fuego. Entre barrios irreconocibles, no encuentran sus casas. Con apenas una colchoneta, un burro y sin un plan de reconstrucción ni de gobierno, el pueblo palestino afronta la devastación. 

-Redacción-