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Los gazatíes vuelven poco a poco a casa, o por lo menos, al lugar donde vivían. Porque a lo que queda en pie es difícil llamarlo hogar. Las escaleras, enteras pero llenas de escombros, es lo único que está de una pieza en el edificio de Jomaa. Las puertas que siguen en su sitio son anecdóticas; los muebles, la mayoría están destrozados y por el suelo y las paredes están llenas de agujeros por la metralla de los numerosos bombardeos. Regresan con lo puesto, andando, en bicicleta o en burro, después de 15 meses de horror, sacan fuerzas para volver. Tras 15 meses, los palestinos han podido descansar. Ahora vuelven a ver la luz y vuelven a soñar con un futuro.  Hoy, tras el comienzo de la tregua, la vida vuelve a las calles de la franja. En Jan Yunis, entre los edificios destruidos y los escombros, los gazatíes aprovechan para realizar compras en el mercado. El acuerdo del alto el fuego ha permitido al grupo terrorista resurgir de entre las sombras. Hoy, la policía de Hamas vuelve a pasearse por las calles de la ciudad de Gaza, vestidos con uniformes azules, parches con la bandera palestina y armados con fusiles. Gracias también a la tregua, los camiones de ayuda humanitaria han podido entrar al enclave, una ayuda más que necesaria para los palestinos después de 15 meses de guerra.

-Redacción-