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Algo más de 48 horas en el poder han sido suficientes para que su cruzada contra la inmigración irregular sea una realidad. Un Trump implacable ha ordenado blindar la frontera con México. En el Río Grande ya se han colocado más barreras; boyas gigantes para reforzar el muro flotante. El presidente estadounidense perfila su plan para deportar a millones de migrantes: arrestos masivos que pueden comenzar en cualquier momento. Trump ya ha autorizado redadas en iglesias, escuelas e incluso hospitales. El Departamento de Justicia investigará a cualquier funcionario que se niegue a aplicar las nuevas medidas. El encargado de supervisar su política migratoria no es otro que Tom Homan, principal ideólogo de separar a los niños de sus familias en el primer mandato del republicano. Durante su firma compulsiva de órdenes ejecutivas está la de acabar con la ciudadanía por nacimiento de los hijos de indocumentados. 22 estados ya han interpuesto una demanda para frenar la orden. Trump no aspira a eliminarlo con carácter retroactivo, pero sí lo considera un arma esencial en su ofensiva contra la inmigración irregular.

-Redacción-