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Estados Unidos es el segundo país al que más vendemos y el segundo al que más compramos. El saldo, la balanza, negativa, -9000 millones de euros, pero con un apartado claramente en positivo, el agroalimentario. El vino y el aceite de oliva, a la cabeza. El sector, lógicamente, preocupado. "A nivel volumen e interés general, Estados Unidos es un mercado clave", apunta Beatriz Carmona, gerente de Almazara Las Arenas. "Hay miedo de que pueda haber subida de precios", añade Francisco Gómez, gerente de Almazara Gómez Cano. Y nada de temor infundado. Hace 5 años, en el primer mandato Trump, la imposición de aranceles, repite receta, ya provocó una caída del 60% en las exportaciones. "No solamente ya Estados Unidos utiliza lo que son las barreras aduaneras arancelarias para expulsarte del mercado, sino que Estados Unidos utiliza también la barrera fisiosanitaria", indica Eduardo López Vargas, secretario de Organización de COAG Andalucía. Por eso, se ponen la venda antes de la herida. "Lo que esperamos es que la Unión Europea haga su trabajo y se siente a negociar con Trump ya para evitar, precisamente, que nos impongan aranceles", subraya Antonio de Mora, secretario general de la Asociación de Exportadores de Aceitunas de Mesa. Y también, buscan soluciones. "Seguir mejorando nuestro producto, lanzando variedades nuevas", comenta Francisco Gómez. "Siempre hay que explorar otros mercados, no hay que poner los huevos en la misma cesta y tenemos mucho margen de crecimiento en todo el mundo. Asia-Pacífico funciona muy bien", sentencia José Manuel Bajo Prados, secretario ejecutivo de la sectorial nacional de las Denominaciones de Origen Oleicas. Confiando en que el muro comercial de Trump se desmorone conforme lo hagan también sus ventas.

-Redacción-